Por: Alfredo Jurado
A todo el mundo le pasa, se tapan, no pueden sacarlo, se sienten mal, frustrados, sentados ahí quietos sin saber cómo solucionarlo. Eso me sucede a mí en este momento en el cual debo, extraer de mí ser algo grande, algo que me permita estar tranquilo, algo que sin tenerlo me sienta liberado. Todo mi cuerpo se estremece y mis pensamientos se nublan y no sé qué hacer. He intentado pensar en lo que debo hacer, he tomado agua, dado vueltas, me siento, me paro, me vuelvo a sentar, intento, nada, me vuelvo a levantar y nada puedo lograr despejando mi mente. Busco y rebusco lo que me pueda dar ese ánimo de dejar salir lo que en mi interior tengo y deseo sacar. Sé que a muchos le pasa, lo sé porque es natural, no se puede evitar estar trancado en algo tan importante. ¡No tengo mucho tiempo y debo, en verdad necesito, sacarlo de mí, pero no puedo, es duro, no puedo! Tiemblo, respiro varias veces, vuelvo a intentar, no lo logro extraer. ¡Dios, por qué tanto bloqueo, por qué! Sigo, sé que a muchos le pasa, lo sé porque es natural que se sientan trancados, bloqueados, pero lo mío es especial, es peor, mi tiempo no es mucho. Tranquilo…la tranquilidad viene a mí, reflexiono, pienso bien, respiro, veo mi reflejo en el vidrio, intento hallar en él la inspiración que necesito. Creo que lo tengo, ya está, ya puedo, ahí voy, poco a poco logro que me llegue la idea que deseo tener, la inseguridad y el dolor se están esfumando. Logro pensar con más claridad, lo extraigo, lentamente, sale de mi ser y se va plasmando en lo material, en algo real. ¡Por fin! Ya está, he logrado tener la idea de cómo comenzar el trabajo que debo entregar el próximo viernes. Por fin he logrado comenzar mi Proyecto Humanidades. ¡Ufff! Tomó mucho tiempo.
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