Por: Alfredo Jurado
“Un fantasma recorre Europa…” así comienza la obra de Marx, “El manifiesto comunista”. Ese fantasma, nacido a mediados del siglo XIX, ha logrado sobrevivir y perpetuarse, a pesar de todos los cambios sociales y políticos que se han llevado a cabo tras las últimas décadas del siglo XX a causa de algo fundamental que hace falta en los hombres: la educación. Ciertamente sé, que hay tantas formas de educar como formas de escribir, y hay tantas tendencias como hombres tiene el mundo. Pero digo que esto es primario en un hombre, pues es la educación, la verdadera arma que nos podrá librar del esclavismo, el totalitarismo y la estupidez universal. Tal vez el conocimiento sea infinito y es verdad que está sujeto al designio del hombre, lo cual hace que la educación pueda ser usada de la peor forma imaginable para el infortunio de la humanidad. Pero es ella, y sólo ella, la que nos podrá liberar de todos nuestro males. El “Fausto” de Goethe no debe ser tomado en cuenta, pues habla de sólo un hombre. Yo aquí, hablo de millares de millones de personas, pues juntos, podremos liberarnos de las cosas que nos oprimen gracias a esta especie de regalo divino. El espectro mencionado, ha logrado permanecer porque la humanidad tiene al peor enemigo de la educación: la amnesia de los pueblos. Gracias a ella, se han repetido mil y un veces los mismos hechos en la Historia, independientemente de la ideología que tengan o no. Yo, soy defensor firme de la educación, para que sea usada, no como arma, sino como escudo, como criterio y razón ante lo ridículo y absurdo. Yo digo, que sin educación, jamás podremos salir del hoyo que nos encontramos la humanidad, y más ahora los latinoamericanos. Hay que educarse, hay que aprender, saber, ilustrarse. Si no lo hacemos nosotros, no lo hará nadie, y si no lo hace nadie, entonces: NO QUIERO SER PARTE DE ESE COMÚN.
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