jueves, 13 de diciembre de 2012

Mintámonos

Por: Alfredo Jurado
Tengo una idea: digámonos mutuamente aquello que sabemos no es verdad, pero que igual decimos. Pensemos en eso que a cada uno le entusiasma e ilusiona, maquinemos palabras y versos, caricias y miradas, que nos den señales falsas y que sepamos cada uno que no son ciertas. Pensemos y soñemos, no en aquello que queremos, sino en eso que más podría herir al otro. Me parece, no sé: que podríamos dedicar sonetos, dedicar poemas, frases, canciones y días a cada uno, para que después los condenemos y los tiremos al resto de la caterva de la historia de cada uno. Veamos al mundo distinto, observemos detenidamente todo aquello que al otro entusiasma. Alabemos los días soleados o los que entre nubes se ven mejor; digamos lo hermoso que se ve la ciudad con la presencia de uno o cómo la soledad se siente a tanto pulso por la falta que haya. Regalémonos cosas, démonos todo a cada uno, démonos el mundo, todo, no importa, sólo inflemos el ego de cada uno con tal de poder seguir el juego de esto. Digámonos cantos, palabras de aliento y ahínco, acompañémonos en los momentos duros y difíciles, hagamos sentirle al otro que sin nosotros, no son nadie, que su felicidad es nosotros y no su ser individual. Reforcemos en nuestros corazones la necesidad de tener a cada uno al lado siempre, para que las penurias se vayan, para que el dolor cese y para que el bienestar sea eterno. Sí, hagámonos indispensables para cada uno, digamos: “no puedo vivir sin ti porque no quiero”. Sí, hagamos eso: mintámonos a cada uno, a los ojos, frente a frente, sin balbucear y sin retroceder, sin miedo y teniendo en cuenta que somos dos los que juegan, tarde o temprano uno perderá. Comencemos: “te quiero”.

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