jueves, 13 de diciembre de 2012

Seamos sinceros



Por: Alfredo Jurado
Caigamos en cuenta que: hemos estado mal en mucho tiempo. Sí, entendamos que perdimos y nos equivocamos en muchas cosas. Que no hicimos caso o le hicimos caso omiso a las enseñanzas y preocupaciones del macedonio. Nos fuimos a los extremos y nos dejamos llevar por las ilusiones y los deseos de cuan tanta cosa nueva y nuevo descubrimiento llegaran a nosotros. Le hicimos más caso a nuestros deseos que a nuestra razón. Aunque hubo un tiempo en el cual estuvimos de contempladores y perceptores de un mundo más allá y decidimos poner un freno a nuestras emociones y encomendarnos a realizar aquella virtud que nos abriera las puertas de ese maravilloso mundo que escapaba de nosotros. Pero no resistimos nuestros impulsos y nuestra razón cedió ante la necesidad de escapar y pensar fuera del canon. Y aunque estuvimos en una era de esplendor y grandes descubrimientos, caímos de nuevo al no mantener la unidad de la creencia por excelencia. Eso fue lo que provocó que después todo lo retratáramos con juegos entre luces y sombras, entre movimiento y calma. Pero luego volvimos a retomar la razón, sí: la ensalzamos en alto, la pusimos como aquello que más debe importar, pero era una razón nueva, sin viejos prejuicios, una razón revolucionaria que dio frutos…frutos que fueron: amargos y dulces. Y después de ello vino la tristeza, la melancolía, vino la tragedia y el extremismos de sensaciones. Fuimos duros en todo y cortamos, o por lo menos casi se logra, con la creencia principal. Pero pasó eso y llegamos a un momento en donde nuestro salvajismo se transformó en rivalidad y que después del desastre, dejó un mundo loco, llamando a que alguien lo dominara…y pasó, entre cuatro países y más: mano dura y férrea, que hasta ahora siguen dando réplicas. Sí, sincerémonos: en algo nos equivocamos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario