Por: Alfredo Jurado
Tanto
ha pasado. Tanto ha acontecido. El tiempo se nos ha ido de las manos, es
simplemente increíble. Ahora sólo una idea ronda por nuestras mentes y pensamos
en el pronto momento de que se materialice esa idea. La ansiedad nos llena, la
euforia se apodera de nosotros. Nos dejamos caer en los sueños eternos tanto en
la vigilia como en el dormitar. Reímos, celebramos, bailamos y gritamos: “¡viva!”,
ahora la fiesta nos ronda en nuestro ser. Pese a que hay todavía muchas cosas
que finiquitar y etc. Miles, seguimos en el sueño inacabable de por fin entrar
en este mundo nuevo. Sabemos que la conquista de los españoles, ingleses y
franceses durante los siglos que van del XV al XVI más o menos, no fueron fáciles.
Muchos menos serán nuestras batallas y retos en el porvenir de la vida.
Deberemos estar consientes que: “¡Necesario es vencer!” como lo dijo J.F.
Rivas, pero también hay que reconocer que todo es mutable y nada permanece, tal
cual lo haya dicho Heráclito. No nos desviemos, grandes amigos, del sendero que
ahora la vida nos ha abierto. Usemos todo en nuestro haber para poder guiar la
gran conquista y la batalla por la vida. Si deseamos ser algo y alguien,
necesario y fundamental es tener fe en nosotros, siempre teniendo en cuenta lo
cortas que son las cosas, incluso la vida tiene un fin aunque pensemos que
viviremos más allá. De pie, frente en alto, fuera temores por la perdida, abracen
la necesidad de la victoria. Ahora es que nos adentramos más y más en las
fauces voraces de la vida, que ahora parece tan dura. Después de haber entrado,
ser lo que uno quiera ser. Somos jóvenes, mas no así eternos. Tengamos eso
presente.
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