lunes, 9 de julio de 2012

El vaso vital


Por: Alfredo Jurado
Vengo pensando en una conversa que me hubiera gustado tener y no pude. Por ende, he decidido plasmarlo aquí. Veo que somos seres que estamos llenos de deseos y que seguimos, de alguna manera, las palabras de Schopenhauer al éste decir: “El mundo es mi voluntad y representación.” Vemos la vida de diversas maneras y formas. Le damos matices cálidos, fríos, tétricos o de furor. Esto me hace pensar en esa típica visión de las oportunidades humanas, en ese vaso que se halla medio lleno o medio vacío. Esto igualmente me hace recordar de una historia inventada en torno al vaso en donde se dice que un optimista lo ve medio lleno, un pesimista lo ve medio vacío; un realista lo ve con líquido dentro de él, un oportunista se toma el contenido del vaso, pero un cínico introdujo un veneno en el vaso, haciendo que el oportunista muriera. La moraleja, no me queda clara, pero no importa. El hecho es que la vida es como ese vaso con ese contenido dentro de él. Si somos seres que deseamos, que percibimos la realidad según nuestros propios designios, nuestra voluntad, entonces nosotros somos quienes llenamos el vaso de cualquier tipo de contenido. Y es nuestro fin tomarnos ese vaso día tras día tras día, haciendo que acabe y que se vuelva a llenar. ¿Por qué sobrevienen a nosotros esos dolores, esas penurias, esos placeres y goces? Porque nuestro vaso se halla con un contenido que nos hace doler o nos da placer. Es como si tuviera una droga que nos hace reír o llorar, conforme hayan pasado los días, el tiempo, la vida. En definitiva, hay veces que deseamos que el vaso esté lleno de más momentos de placer y menos de penurias. Lo cierto es que no podemos permitir un goce continuo o dolor perpetuo, como tampoco podemos evitar beber del vaso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario