Por: Alfredo Jurado
Algún día podremos ver lo que se nos ha prometido ver. Algún día seremos libres de poder decir lo que sea sin que eso traiga alguna consecuencia negativa. Algún día, seremos capaces de verdaderamente diferenciar entre lo bueno y lo malo. Seremos capaces de aceptarnos, de querernos, de respetarnos, de convivir juntos. Algún día podré decir “Te amo” o “Te odio” con una gran sonrisa en la cara que verdaderamente refleje el gran cariño y aprecio que siento hacia una persona, y tú también podrás hacerlo. Algún día llegaremos a aquella utopía en donde cada hombre y mujer podrá vivir como muchas personas han querido vivir: bien. Podremos romper las cadenas de la ignorancia y el ego y la prepotencia, podremos comprendernos entre sí, podremos ayudarnos. Algún día se verá que el mundo no esté lleno de tantos pros y contras. Podremos ver que las murallas serán cambiadas por puentes y en vez de estar reforzadas con armas, estarán reforzadas con bases fuertes, firmes e inquebrantables. Algún día, cualquier vestigio de tiranía, de dictaduras, de represiones y de revoluciones innecesarias quedaran olvidadas, no por la “amnesia de los pueblos”, sino porque por fin aprendimos que eso no lleva nada, quita todo, y deja vacíos inmensos en los corazones de las sociedades. Podremos vernos, algún día, no como un animal pensante, ni un ente material, ni mucho menos como una “cosa”… podremos vernos como lo que somos, como nos creó el Gran Creador, nos veremos como un conjunto de todo lo anteriormente dicho, seremos un ser lleno de a lo que lo material se refiere como a lo de la esencia hacen alusión varios filósofos. Seremos “aquello” que sueña, siente, experimenta, piensa, razona, habla, actúa, se mueve y se queda quieto, aquello que todos denominamos “ser humano”.
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