Por: Alfredo Jurado
Hoy
día no puedo entender cómo la gente sigue pidiendo buen trato, cordialidad,
respeto y buenas maneras. Cómo se exige una buena atención en sitios públicos:
oficinas, restaurantes, ministerios, institutos, etc. El mundo ahora es más
desconfiado, más violento, más estresado, más intrincado y más conectado. Ya la
vida, de cierta forma hablando, no es tan “llevadera” o ya no es más tranquila,
no es más, no lo sé, ya la vida simplemente no es tan… Conozco los estigmas que
dejó la guerra fría en las personas: sus actores y público hacen gala del
estrés que se tuvo desde 1948 hasta 1991, con todo lo que ella implicó y más:
la Revolución Cubana, la Guerra de Corea, Vietnam, Watergate, Nicaragua, Irán,
etc., etc., etc. Sus vidas estaban llenas de tantas disputas y tantos ataques internacionales
que el sólo abrir de un periódico y ver los encabezados, ya era una locura
vivir en esos tiempos. O eras “verde” o eras “rojo”, no había intermedio; o
eras “conservador” o eras “renovador”; te adaptabas o morías, así era la cosa
(y hoy día la cosa parece seguir así). Ya creían que la humanidad había alcanzado
cierto grado de altura, madurez y tolerancia con las llegada de los 90’s y con
un futuro prometedor en el siglo XXI…supongo que el errar sigue siendo de
humanos tan “avanzados”. Ahora, en estos nuevos tiempos, y pensándolo mejor, no
es que tengamos estrés, no…tenemos “terror”; es algo nuevo que se ha agregado a
la vida del hombre de este tiempo y que causa estrés y que comenzó en 2001 y se
empeora cada vez más y más. Pero con el internet, la UE, Facebook, la Apple, el
universo televisivo “sin barreras” y más, parece que, aun en este mundo de
terror, la gente no deja de pedir exquisiteces.
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