miércoles, 16 de enero de 2013

¿Quién nos manda?



Por: Alfredo Jurado
Una pregunta que una vez vi plasmada en un trabajo me resuena ahora más que nunca por tanto que se ha vivido en este nuevo año. La cuestión no es otra que una muy básica y diría que casi fundamental: ¿el hombre, el ser humano, necesita ser gobernado?, ¿necesita tener un líder, las sociedades necesitan a alguien o a un grupo que los mande, que los guíe? No tengo respuesta para esto aún, pero sí tengo, llamémoslo así, la razón de por qué estas preguntas regresan a mi memoria. Ya se llevan más o menos diez años de lucha y protesta en Caracas y Venezuela desde que, en el 2003, la gente y los altos cargos no se pusieran de acuerdo y dejaran que esto mal llamado “revolución” siguiera su curso y que llegara a lo que ha llegado. Ya tantos ultrajes, tantas indecencias, ya tanta traición y venta se ha hecho durante esta década del siglo XXI, del país al que vulgarmente se conoce como “República Bolivariana…” que lamentablemente no hay otra manera de pensar, a los ojos de cualquier extranjero, acerca de este país como (y lamento severamente esta connotación, pero así me parece) una jinetera mal vendida al peor postor: Cuba. El problema y las protestas ahora no son porque si vamos al comunismo o porque si nos invadan o porque raíz cuadrada de 65 no da número par. Ahora el rollo es que no hay quién mande, no se sabe quién manda: si él o el otro, si somos una colonia o si podremos reponer nuestra “soberanía”. Estamos sin un guía, malo o bueno, andamos sin uno, y esto hace pensar que el Hombre, verdaderamente necesita de alguien que lo guíe, que lo dirija, que lo someta, porque eso también hace un líder siendo benévolo o no.

Se auto-realizó



Por: Alfredo Jurado
Hoy no sé cuántos serán, pero sé que los cumple, sé que celebra un año más de vivir. Ya andará golpeado, restaurado y embarrado de maquillaje e encandilado por las luces de los estudios o de su cuarto a los momentos de leer, pero sé que no le falta nada, se le nota. Ya será mayor y ya nos dará sus puntos de vista acerca de todo lo que sucede con audaz ojo crítico y con certera puntería. Pero no creamos mucho de la imagen que este señor da ante las cámaras y los televidentes, ante los radioescuchas y los millones de personas que alguna vez hayan visto alguna foto suya; lo que aparenta él no es eso, al contrario, es más, mucho más que eso y se los digo porque lo he vivido y lo he presenciado. Su persona y ser, su manera de actuar y hablar, todo él se ha formado gracias a los beneficios y desdichas de la vida de un hombre cualquiera que ha logrado pasar los estadios de la vida definidos por Kierkegaard. Sé bien que al principio, como muchos de nosotros que somos jóvenes, tuvo la actitud de cualquiera que quiere vivir la vida como aquel que siente no le falta nada y nunca le faltará. Pero luego quiso pasar a esa parte de la vida del hombre honrado, moral y bien educado, que lamentablemente la vida le hizo reconsiderar eso y que lo llevó a despedirse de su patria, de su familia y de todo aquello que conocía y quería. Pero así, llevado por la angustia, pero con gran fuerza animal (de ánima, ojo) logró sobreponerse a todo y halló a el Soberano, entendiéndolo y decidiendo vivir una vida que le provee todo y que le refuerza aquella creencia de que nunca nada le hará de faltar por el reto del tiempo que viva. Me he excedido en este escrito, sólo para decirle: feliz cumpleaños hermano, felicidades.