jueves, 25 de octubre de 2012

Sin palabras


Por: Alfredo Jurado
Me pregunto: ¿son realmente efímeras y limitadas las palabras que alguien pueda usar para expresar todo lo concreto de alguna parte tan movida de su vida, a tal punto de quedar sin sustancia y sin espacio donde pueda manifestarse? Creo que sí. El tiempo tan largo y convulsionado que mi persona ha experimentado, me impide, de gran forma, explicarme con claridad la manera en que fui extranjero en tierra lejana y cómo me sentí extranjero incluso en mi propio país. De cómo consentí el hecho de ser feliz por no vivir en un mundo feliz, sino en el que vivimos. De cómo caí en la realidad de algo no correspondido, de haber esperado tanto sólo para caer en la tristeza, la desolación, la perdida y el vacío por el hecho de ser derrotado en campos que escapaban de mi control. Quedo atónito ante todo lo que acontece, quedo perplejo, inmóvil, porque la realidad mía se mueve a tan altas revoluciones que, incluso sabiendo que vivo lo que vivo, me parece mentira, me parece irreal. Tal vez estoy como estoy ahora porque no sé cómo expresar lo inexpresable, lo difícil que es contar y rememorar, sin salirme del corte real que vivimos, lo que yo individualmente viví. Me es difícil escribir estas palabras porque simplemente no las tengo, no hay palabras, no hay manera en que yo pueda trasquilar este león tan inmenso que me ha venido encima y el cual debo trabajar. No me es fácil, ahora, el expresarme concretamente, dando vueltas sobre mis dos meses en Suiza, Italia y España; vueltas sobre el comienzo de mi nueva vida académica en la cual siento que he encontrado finalmente compresión e igualdad; sigo dando vueltas al asunto de “¿por qué no ganamos, cómo perdimos, cómo saldremos, por qué nos pasa esto?”. Simplemente no encuentro, no hallo, estoy sin palabras.